¿Persecución verde? En un notable rasgo de involución sociourbana más de 50 mil personas fueron arrestadas por posesión de cannabis en Nueva York

Nueva York, una ciudad consierada por muchos como un ícono de la civilización urbana en occidente, cuna de cientos de movimientos artísticos y culturales, ha destacado en los últimos años por un rasgo poco admirable: la persecución contra las personas que cargan marihuana. Y cabe aclarar que no se trata de traficantes sino que en su mayoría los arrestados han sido ciudadanos que cargan un par de porros, los cuales consumen como parte de una autoterapia de relajamiento ante el estrés laboral y el frenesí urbano que se vive en la Gran Manzana.
Tan solo el año pasado fueron arrestadas 50,383 personas por posesión de marihuana. Esta cifra rebasa, de acuerdo a un estudio realizado por la Drug Policy Alliance, a todos los arrestos que se concretaron por la misma causa a lo largo de 18 años (1978-1996). Además, 2010 fue el sexto año consecutivo en el que incrementó el número de detenciones contra fumadores de cannabis. Y por si no fueran suficientemente patéticas estad estadísticas, resulta que los 140 arrestos diarios que se realizaron contra portadores de marihuana convirtieron a este delito en el más perseguido de Nueva York.
Y la pregunta es obvia: mientras California estuvo a punto de legalizar el consumo de ganja hace un par de meses ¿Por qué en Nueva York se ha intensificado la persecución en contra de su consumo? ¿Cuál es la agenda del gobierno local encabezado por carismático alcalde Michael Bloomberg o se debe acaso a una presión emitida desde Washington? Y finalmente ¿No implicaría mucho mayores beneficios a la ciudad y al planeta que la policía neoyorquina estuviese investigando y persiguiendo a los cientos de delincuentes de cuello blanco que pululan en Wall Street (y que además de haber promovido una crisis financiera mundial, muchos de ellos consumen cocaína y otros estimulantes ilegales)? En fin, preguntas sin respuesta, y si, lo sabemos, vivimos en un mundo un tanto mal diseñado.

Fuente Jornadaonline.com

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