Cartas al director.


                                                 
Desde hace bastante tiempo, unos 60 años vivimos una situación “alocada” en el sentido de agotar lo que nos brinda la naturaleza, sin que la reconstituyamos.
El petróleo de procedencia fósil, es un recurso de alto poder energético. Es vital para la cimentación terráquea. Y su explotación es un sacrilegio-delito para nuestra madre tierra.

¿Quién ha permitido tal debate, en cuestionar que hacer o que provecho sacar de esta susodicha?  (*).

Por otra parte, según desde mi punto de vista, hay cantidad de “idioteces” en el sentido de controlar al individuo en los sentidos de comprar-tirar-comprar, es decir obsolescencia programada.
¿No es UD más feliz cogiendo su ciclo y hacerse 32 Km. un domingo de sol, que chuparse una larga cola en un centro comercial?
Sin duda me gusta mas pegarse la “panzaa” de bici.
En ningún momento pongo en tela de juicio como debe funcionar este mundo, pero mire usted me gustaría que algunos aspectos cambiaran.
El ponderado escritor a continuación, quiere exponer un recurso importantísimo y que se ha creado una problemática absurda. Me refiero al CAÑAMO, MARIHUANA, CANNABIS SATIVA.

Hace mas de 5000 años , en China, la cannabis sativa era objeto de culto-bendición y religión.
              ¡¡Vivian de este potencial recurso!!.
También en España hay datos referentes a la utilización de esta beneficiosa planta. CALLOSA DE SEGURA.
Callosa de Segura entre sus títulos, destaca el de “ciudad del cáñamo”, ya que allí en esta población se confeccionaban cuerdas, redes y cabos para la navegación marítima.
Sus diferentes usos son variopintos. Es beneficioso, por ejemplo, el aceite de semilla de cáñamo tiene oligoelementos omega 3 y 6 , celulosas, tejidos, etc..
En la elaboración de cuerdas y demás fibras, ya que por su gran resistencia aguanta muy bien las variaciones climáticas.
Y a continuación el pez que se muerde la cola; LAS FLORES POR LA PARTE FEMENINA*.
Sus flores, han sido en las primeras comuniones de la humanidad un recurso esencial y espiritual para “transportar” a otras situaciones a la persona en si.
Ya que alcanzo  un alto grado de cultura y religión; Alcanzo el titulo de planta santa.

Pero vamos a remontarnos unos añitos…
Hoy día por ejemplo.
Si esta planta es beneficiosa para el ser humano, humanidad o como lo quieran llamar.
¿Por qué esta tan mal visto cultivarla? e inclusive ¿Por qué esta penado con sanción administrativa o incluso pena de prisión? ¿Acaso es un delito aprovecharse de un recurso natural?
Especulaciones, habladurías, decretos, leyes etc.… ¿Han servido para arreglar la problemática del narco? Desde mi punto de vista ha servido para crear tal problemática absurda. (Cada cual crea sus propias conclusiones filosóficas, yo en particular, soy gran admirador de José Ortega y Gasset).
En definitiva creo que seria de rigor tratar el tema político con pinzas; Pero también creo que cada cual es soberano de hacer con su vida, lo que le venga en gana, dentro de el respeto a los demas, una libertad regulada y normalizada.
Los padres de la ilegalización del cannabis, a día de hoy tienen catorce estados donde es legal su uso terapéutico. (De este país, daré una pista. TAX ACT).

En la querida península iberita tenemos por una parte la ley orgánica 1/92 “ley Corcuera”, y los artículos 368 y 369 del código penal.
Por ejemplo un colectivo, club , entidad de 20 socios todos ellos mayores de edad y consumidores, que cultivan para ellos, sus miembros; consumen vía oral o respiratoria , es decir tinturas o “porros” que no se entrometen con nadie. Pues bien.
Si sufren algún tipo de robo por parte de algún falto-pan, ”pobrecito” o narcotraficante, si es capturado por las autoridades del orden , le obligan a colaborar amedrentándole o acosándole, para delatar quien es la persona o personas de ese cultivo sustraído por parte de este individuo.
Cuando son delatados, a este desalmado le sueltan en libertad y el cultivador pasa al calabozo y después a disposición judicial.
Y se le plantea a mi persona la siguiente cuestión. ¿Quién es el buen ciudadano, el que roba o el que cultiva esta planta?

Exigimos la reforma en algunos aspectos de la ley Corcuera, una regulación clara en torno al autocultivo-individual, para que a la hora de un pleito no te consideren como a un traficante o similar.
Y asi proponemos a la sociedad e instituciones un modelo, que estamos demostrando que es viable, en que por medio de clubes o sociedades, las personas consumidoras puedan obtener derivados de esta planta, siempre en circulo cerrado y sin fines lucrativos.
En cuanto a las tiendas llamadas “grow shops”, exigimos una regulación legal y fiscal. Donde de venden fertilizantes, tierras, semillas y demás productos para su producción.






Desde esta sociedad C.S.I CAÑAMO SOCIETY INVESTIGATION, estamos abiertos a las autoridades competentes.
No queremos malentendidos y sin sabores.
Queremos admirar, aunque sea en ámbito privado de las muchas cualidades que ofrece esta planta.
Les invitamos a que nos conozcan y comprueben que respetamos educadamente, unas de las cuatro jurisprudencias que avalan este proyecto que a continuación mencionare:

 1 Los consumidores que se agrupan, han de ser adictos.
 2 El proyectado consumo, ha de realizarse en ámbito cerrado.
 3 Gente cierta y determinada, y mayor de edad.
 4 Las cantidades por persona, no sobrepasen de 5 grs. diarios. Y en un mes de 60 grs.

En definitiva somos gente, al cual este tema nos fascina y trabajamos con gente  encantada de  colaborar para este recurso, pero siente gran inseguridad por parte de la justicia.

Es vanguardista y novedoso este modelo que se lleva practicandose ya casi dos decadas.
Sin mencionar problemas variopintos que existen o han existido en algunas entidades a lo largo u ancho de este país.


“El principio de la esquizofrenia es realizar siempre los mismos actos,
esperando diferentes resultados”.  Albert Einstein.

 "EL PRESIDENTE" 

POSDATA: DAMOS GRACIAS A F.A.C. POR SU APOYO Y DEMAS PERSONAS QUE DAN LA CARA.
                 





Aniversario de la Guerra contra las drogas.

Reflexión y Acción.  Algunos aniversarios son ocasión para celebrar, otros abren un tiempo para la reflexión, y otros para la acción. El próximo junio marcará 40 años de que el ex presidente estadunidense Richard M. Nixon declaró una guerra a las drogas e identificó el abuso de las drogas como el enemigo público número uno. Hasta donde sé, no se planean celebraciones. Lo que se necesita, y de hecho es esencial, es reflexión... y acción.

Resulta difícil creer que los estadunidenses han gastado alrededor de un billón de dólares (cientos de millones más o menos) en esta guerra de 40 años. Difícil creer que decenas de millones de personas han sido arrestadas, y muchas encerradas en prisiones, por cometer actos no violentos que hace un siglo ni siquiera constituían delitos. Que el número de personas encarceladas por acusaciones relativas a drogas se incrementó más de 10 veces mientras la población del país apenas creció 50 por ciento. Que millones de estadunidenses han sido privados del derecho a votar no porque hayan asesinado a un conciudadano o traicionado a su patria, sino tan sólo porque compraron, vendieron, produjeron o sencillamente poseían una planta o sustancia química sicoactiva. Y que se ha permitido que cientos de miles de estadunidenses murieran –por sobredosis, sida, hepatitis y otras enfermedades– porque la guerra contra las drogas impidió e incluso prohibió que se atendiera la adicción a ciertas sustancias como un problema de salud, más que penal.

Necesitamos reflexionar no sólo en las consecuencias de esta guerra en el país, sino también en el extranjero. El crimen, la violencia y la corrupción que esta política ha ocasionado en el México actual recuerdan a Chicago en la época de la prohibición... aumentado 50 veces. Partes de Centroamérica están todavía más fuera de control, y muchas naciones caribeñas sólo pueden esperar que no sean las próximas. Se dice que los mercados ilegales de opio y heroína en Afganistán representan entre la tercera parte y la mitad del PIB de ese país. En África, el lucro, el tráfico y la corrupción ocasionados por la prohibición se extienden con rapidez. En cuanto a Sudamérica y Asia, escójase un momento y un país y las historias son en buena medida iguales, de Colombia, Perú, Paraguay y Brasil a Pakistán, Laos, Birmania y Tailandia.

Las guerras pueden ser costosas –en dinero, derechos y vidas–, pero todavía necesarias para defender la soberanía nacional y valores esenciales. Es imposible sostener tal argumento en relación con una guerra a las drogas. De hecho, la mariguana, la cocaína y la heroína son más baratas hoy que al lanzarse la guerra, hace 40 años, y están tan al alcance como entonces de cualquiera que en realidad las desee. La mariguana, que está detrás de la mitad de los arrestos por droga en Estados Unidos, jamás ha matado a nadie. La heroína es básicamente indistinguible de la hidromorfona (Dilaudid), medicamento para el dolor que cientos de miles de estadunidenses han consumido bajo prescripción médica sin sufrir efectos negativos. La gran mayoría de personas que han usado cocaína no se vuelven adictas. Cada una de estas drogas es menos peligrosa de lo que la propaganda gubernamental afirma, pero aún lo bastante para merecer normas inteligentes en vez de prohibiciones generales.

Si la demanda de estas drogas fuera dos, cinco o 10 veces la existente hoy, la oferta estaría allí. Para eso son los mercados. Y, ¿quién se beneficia de persistir con estrategias de control de la oferta, pese a sus evidentes costos y fracasos? Básicamente, dos grupos de intereses: los productores y vendedores de drogas ilícitas, que pueden ganar mucho más de lo que obtendrían si los productos estuvieran regulados legalmente en vez de prohibidos, y los oficiales de la ley para quienes la expansión de las políticas prohibicionistas se traduce en empleos, dinero y poder político para defender sus intereses.

Los gobernadores republicanos y demócratas que confrontan enormes déficit presupuestales respaldan ahora alternativas al encarcelamiento de delincuentes no violentos que hace unos cuantos años hubieran rechazado de plano. Sería una tragedia, sin embargo, si esos pasos, modestos pero importantes, desembocaran en nada más que una guerra más amable contra las drogas. Lo que en verdad se necesita es un razonamiento que identifique que el problema no es sólo la drogadicción, sino también la prohibición, y que apunte a reducir al máximo posible el papel de la criminalización y del sistema de justicia penal en el control de las drogas, y a resaltar la protección y la salud pública.

Qué mejor manera de marcar el 40 aniversario de la guerra a las drogas que romper los tabús que han impedido la franca evaluación de los costos y fracasos de la prohibición, así como de sus variadas alternativas. Apenas habrá una audiencia, revisión o análisis emprendido y comisionado por el gobierno en los 40 años pasados que se haya atrevido a intentar una evaluación así. No se puede decir lo mismo de las guerras en Irak o Afganistán o de casi cualquier otro campo de política pública. La guerra a las drogas persiste en buena medida porque quienes tienen los cordones del bolsillo enfocan su atención crítica sólo en la aplicación de la estrategia, más que en ésta misma.

La Alianza de Política sobre Drogas (EPA, por sus siglas en inglés) y nuestros aliados en este movimiento, que cunde con rapidez, se proponen romper esta tradición de negación y transformar este aniversario en un año de acción. Nuestro objetivo es ambicioso: lograr una masa crítica en la cual el impulso por la reforma exceda la poderosa inercia que ha sostenido por tanto tiempo las políticas prohibicionistas punitivas. Esto requiere trabajar con legisladores que se atrevan a plantear estas importantes preguntas, y organizar foros públicos y comunidades en línea en las que los ciudadanos puedan emprender acciones; reclutar números sin precedente de individuos poderosos y distinguidos que expresen en público su desacuerdo, y organizarse en ciudades y estados para instigar nuevos diálogos y direcciones de las políticas locales.

Cuenten con que estos cinco temas aflorarán una y otra vez durante este año de aniversario:

1. La legalización de la mariguana ya no es cuestión de si se va a hacer, sino cuándo y cómo. Encuestas Gallup descubrieron que 36 por ciento de los estadunidenses en 2005 favorecían legalizarla contra 60 por ciento que se oponían. Hacia finales de 2010, el apoyo se había elevado a 46 por ciento, en tanto la oposición había descendido a 50. La mayoría de ciudadanos en un número cada vez mayor de estados dicen ahora que regular legalmente la mariguana tiene más sentido que persistir en la prohibición. Sabemos lo que necesitamos hacer: trabajar con aliados locales y nacionales para preparar y realizar iniciativas de consultas públicas sobre legalización de mariguana en California, Colorado y otros estados; apoyar a legisladores federales y estatales en la presentación de iniciativas para despenalizar y regular la mariguana; aliarnos con activistas locales para presionar a la policía y a los fiscales con el fin de que los arrestos relacionados con la mariguana dejen de ser prioritarios, y respaldar y fortalecer a prominentes individuos del gobierno, las empresas, los medios, la academia, el mundo del espectáculo y otros campos para que respalden públicamente poner fin a la prohibición de la mariguana.

2. La sobrepoblación en las cárceles es el problema, no la solución. Tener el primer lugar mundial en población penal absoluta y per cápita es una vergonzosa distinción que Estados Unidos debería apresurarse a perder. La mejor manera de atender este problema es reducir el número de personas encarceladas por delitos no violentos relacionados con las drogas, mediante acciones como despenalizar y legalizar la mariguana, proveer alternativas al encarcelamiento para quienes no representan amenaza fuera de los muros de la prisión, reducir las sentencias mínimas obligatorias y otras sanciones severas, atender la drogadicción y otros abusos de los drogas fuera del sistema de justicia criminal y no dentro de él, e insistir en que nadie caiga en la cárcel sólo por poseer una sustancia sicoactiva, si no hay daño a terceros. Todo esto requiere acción legislativa y administrativa del gobierno, pero la reforma sistémica sólo ocurrirá si el objetivo de reducir la sobrepoblación penal es adoptado como necesidad moral por muchos sectores.

3. La guerra a las drogas es el nuevo Jim Crow. La magnitud de la desproporcionalidad racial en la aplicación de las leyes sobre drogas en Estados Unidos (y muchos otros países) es grotesca: los afroestadunidenses tienen dramáticamente más probabilides de ser arrestados, procesados y encarcelados que otros estadunidenses que cometen las mismas violaciones a las leyes. La preocupación por la justicia racial contribuyó a motivar al Congreso a reformar el año pasado las notorias leyes que prescribían sentencias mínimas obligatorias por delitos relacionados con el crac, pero se necesita hacer mucho más. Nada es más importante en este punto que la disposición y capacidad de los líderes afroestadunidenses para dar carácter prioritario a la necesidad de una reforma fundamental de las políticas sobre drogas. No es tarea fácil, dada la desproporcionada extensión e impacto de la drogadicción entre las familias y comunidades pobres afroestadunidenses; pero es esencial, aunque sólo sea porque nadie más puede hablar y actuar con la autoridad moral requerida para trascender tanto los temores profundamente arraigados como los poderosos intereses encubiertos.

4. Ya no se debe permitir que la política venza a la ciencia –y a la compasión, el sentido común y la prudencia fiscal– al hacer frente a las drogas ilegales. Evidencia abrumadora apunta a que es más efectivo y menos costoso atender la adicción y otros abusos de las drogas como asuntos de salud y no de justicia penal. Por eso la DPA incrementa los esfuerzos por transformar la manera en que se discuten y atienden los problemas de drogas en las comunidades locales. Pensar globalmente y actuar localmente se aplica tanto a la política sobre drogas como a cualquier otro campo de política pública. Desde luego sería mejor si un presidente designara a alguien que no fuera un jefe policiaco, un general del ejército o un profesional moralista como zar antidrogas. Pero lo que en verdad importa es desplazar la autoridad en las políticas municipales y estatales sobre drogas de la justicia penal a las autoridades de salud y otras. Y la misma importancia tiene procurar que los nuevos diálogos relativos a la política sobre drogas sean informados por evidencia científica, así como por mejores prácticas dentro y fuera del país. Una de nuestras especialidades en la DPA es hacer que la gente piense y actúe fuera del marco establecido en materia de drogas y de política sobre drogas.

5. La legalización tiene que ponerse sobre la mesa, no porque sea necesariamente la mejor solucion ni porque sea la alternativa obvia a los evidentes fracasos de la prohibición, sino por tres importantes razones: una, porque es la mejor forma de reducir en forma dramática el crimen, la violencia, la corrupción y otros costos extraordinarios y consecuencias perniciosas de la prohibición; dos, porque existen tantas opciones –de hecho más– para regular legalmente las drogas como para prohibirlas, y tres, porque poner la legalización sobre la mesa implica plantear preguntas fundamentales acerca de por qué surgieron las prohibiciones y si en verdad fueron o son esenciales para proteger a las sociedades humanas de sus propias vulnerabilidades. Insistir en poner la legalización en la mesa –en audiencias legislativas, foros públicos y discusiones internas en el gobierno– no es lo mismo que abogar por que todas las drogas reciban el mismo tratamiento que el alcohol y el tabaco. Es, más bien, una demanda de que los preceptos y políticas prohibicionistas dejen de tenerse por ser el evangelio y se miren como opciones políticas que merecen evaluación crítica, incluida la comparación objetiva con métodos no prohibicionistas.

Ése es el plan. Cuarenta años después de que Nixon declaró la guerra a las drogas, aprovechamos este aniversario para impulsar a la reflexión y a la acción. Y pedimos a todos nuestros aliados –de hecho, a cualquiera que abrigue reservas acerca de la guerra a las drogas– que se nos unan en esta empresa.

Fuente: Federacion Asociaciones Cannabicas.

El ayuntamiento de Guadalajara ha puesto en marcha la campaña 'No lo líes

Guadalajara, 7 mar (EFE).- El ayuntamiento de Guadalajara ha puesto en marcha la campaña 'No lo líes, No l@ líes' con la que intenta prevenir el consumo de cannabis entre los jóvenes de 12 y 16 años a través de un cómic que aborda esta temática y que deja abierta la viñeta final para que la completen los alumnos, que entrarán en un sorteo de tres premios valorados en 100 euros.
Así lo ha indicado en conferencia de prensa la concejala de Familia y Bienestar Social del Ayuntamiento, Carmen Heredia, quien ha explicado que el objetivo de esta campaña es disminuir la incidencia del consumo de hachís y marihuana entre los adolescentes y jóvenes de Guadalajara.
Además, se busca proporcionar información veraz sobre los riesgos del consumo de estas sustancias y facilitar a los padres unas pautas para que sepan qué hacer y cómo pueden ayudar a sus hijos.
La campaña está dirigida a estudiantes de ESO, con edades comprendidas entre los 12 y los 16 años, así como a sus padres, ya que, según ha indicado Heredia, cada vez los jóvenes se inician antes en el consumo de estas sustancias, siendo la media los 14,6 años, según los datos de la encuesta realizada por el Plan Nacional de Drogas.
De este modo, se han editado 5.000 folletos-cómic, con los que se trabajará en los quince centros de secundaria en los que se imparten los contenidos formativos e informativos dentro del Plan Municipal de Drogodependencias, mientras que, para los padres, se han editado 15.000 folletos informativos en los que se explica qué es el cannabis e incluye pautas y consejos útiles para que sepan qué hacer y cómo ayudar a sus hijos.
Además, habrá publicidad en quince soportes fijos distribuidos por la ciudad y en cuatro mupis digitales en el centro comercial Ferial Plaza y se abrirá una página en Facebook para que los jóvenes se puedan descargar los contenidos de la campaña y para que puedan participar en el concurso. EFE 1011068

Cinco personas acusadas de venta de sustancias estupefacientes al menudeo

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VALENCIA, 8 Mar. (EUROPA PRESS) -
   Cinco personas acusadas de venta de sustancias estupefacientes al menudeo, que fueron descubiertas tras denunciar un cliente la mala calidad de la droga que le vendían, han aceptado este martes en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Valencia cumplir penas de entre uno y tres años de prisión.
   Inicialmente, el ministerio fiscal pedía para cada uno de los acusados una pena de cinco años de cárcel por un delito contra la salud pública, además del pago de una multa. No obstante, se ha llegado a un acuerdo con la defensa por el que dos de los acusados cumplirán tres años de cárcel, mientras que a los otros tres se les ha impuesto la pena de un año de prisión y el pago de una multa durante 10 meses.
   Según consta como probado en el relato del acusador público, los cinco acusados --tres de ellos hermanos, y los otros dos pareja sentimental-- llevaban desde el 17 de junio de 2008 una actividad de adquisición, posesión, preparación y distribución de dosis de cocaína en el mercado ilícito mediante la venta/donación a terceros.
   Asimismo, se dedicaban en sus domicilios al cultivo de plantas de cannabis. Esta actuación ilegal no sólo despertó las sospechas de la Guardia Civil, sino que además fueron confirmadas por parte de al menos un drogodependiente que se quejó de la mala calidad del 'producto' a los agentes de la Benemérita.
   Como consecuencia, la Guardia Civil estableció durante un año un operativo de vigilancia en torno al domicilio de los tres hermanos, ubicado en la calle La Ermita, de la localidad valenciana de Carlet. En uno de los registros, efectuado el 11 de junio de 2009, los agentes encontraron, entre otros materiales, cinco plantas de marihuana; 167,91 gramos de cannabis --valorados en 597,76 euros--; 9,46 gramos de cocaína --564,30 euros--; numerosos billetes fraccionados que ascendían a un total de 920 euros.
   Posteriormente, en otro registro realizado en la vivienda de la pareja de acusados, ubicado en la misma calle y localidad, los agentes se incautaron de 52,2 gramos de cannabis --cuyo valor económico asciende a 185,83 euros--; 4,27 gramos de cocaína --equivale a 254,71 euros--; 1.520 euros; cuatro plantas de 20-50 centímetros de altura de marihuana; envoltorios para hacer dosis; y restos de paquetes de tabaco para hacer tubos con los que consumir dorga.

Tranquilo, aquí se fuman porros.

En una de las calles del barrio barcelonés de Sants un discreto dibujo de una hoja de marihuana en una fachada anuncia un club peculiar: "La Maca, asociación cannábica". En el interior, el aspecto es el de una oficina, pero no huele a archivo y burocracia. El humo del cannabis se escapa bajo la puerta de la sala lúdica, donde los socios hablan y fuman porros tranquilamente, sentados alrededor de la mesa o en cualquiera de los cuatro sofás. Otros esperan su turno para entrar en el pequeño despacho donde recogerán la cantidad de marihuana que les corresponda para la semana. Un socio viste con americana y corbata: "Acabo de discutir de cosas importantes en una reunión de trabajo. No quiero fotos", dice tajantemente.
El cultivo está castigado con cárcel, pero se aplican eximentes y atenuantes que suponen una despenalización 'de facto'
En el último año y medio se han hecho 1.000 descargas de la guía 'Cómo crear un Club Social de Cannabis'
Esto no es Amsterdam.Sucede en Barcelona, en San Sebastián, Bilbao y Madrid. Y, no, no se han legalizado los coffee shops en España. Se trata de clubes privados (hasta 22 se han unido en una federación, por el momento) que gestionan plantaciones colectivas de cannabis para producir la marihuana y el hachís que consumirán sus socios, que son quienes sufragan las plantaciones a través de las cuotas. Socios los hay de dos tipos: los terapeúticos (que consumen la droga por razones de salud) y los lúdicos. Pero todos quieren fumar "rico y de calidad por un precio razonable".
En la sala lúdica de La Maca, Joana se lía un porro en uno de los cuatro sofás. No es una mujer mayor, pero tampoco una jovencita. Inspira el humo con parsimonia, como si cumpliera un ritual: "Fumar me ayudó a seguir con mi vida cuando la depresión lo hacía imposible". Entrar en una de estas asociaciones tiene sus requisitos. Para ingresar como socio lúdico es necesario el aval de otro socio y que el club disponga de plazas, en función de la cosecha prevista; hacerlo por motivos terapéuticos, como Joana, requiere de un certificado médico. El servicio terapéutico de esta asociación pasa consulta los miércoles por la mañana. En los últimos tres meses, los médicos voluntarios han rechazado a dos pacientes por considerar que no estaban dentro de uno de los ocho grupos de enfermos para los que el cannabis parece ser eficaz como sustancia paliativa. "No pretendemos predicar el uso, sólo hacer un uso inteligente, empezando por adecuar las dosis", explica Joan Parés Grahit, uno de los doctores.
Hace cuatro años que José Afuera y otros amigos decidieron reunirse para formar un cultivo colectivo. De aquellas primeras reuniones en el salón de su casa nació La Maca. Hoy, la asociación que preside Afuera tiene más de 500 socios y varios terrenos alquilados para las plantaciones agrícolas. La Maca ha crecido. En el local, además de la sala lúdica y el pequeño despacho, hay una sala para que el equipo terapéutico pase consulta una vez a la semana, un baño y dos habitaciones aún vacías. Una de ellas será la sala para los trabajos que requiere la cosecha. La más grande albergará en unos meses una plantación de interior.
Los comienzos no fueron fáciles: no había unas normas claras de cómo actuar, porque los límites de lo legal no están definidos. Ensayo y error. Siguieron el camino que habían abierto otros clubes ya en marcha, la mayoría en el País Vasco, que contaban con sentencias judiciales que han salido reforzadas después de ganar al menos siete juicios por las plantaciones decomisadas. La sentencia más conocida afectó a la asociación bilbaína Pannagh: en 2007, la Audiencia Provincial de Vizcaya determinó que el cultivo colectivo que les fue incautado en 2005 era legal. Y no solo eso, sino que obligó a la policía a devolver los 17 kilos que quedaban de la marihuana. La droga, que aún guardan en cajas en la antigua sede, está inservible, pero se convirtió en un trofeo simbólico.
No hay, sin embargo, un plan de actuación de las instituciones frente a estos clubes. Un portavoz del Ministerio de Sanidad explica a este periódico que los cultivos del cannabis deben estar "sometidos siempre a autorización administrativa estatal previa". Pero, ¿quién debe emitir esta autorización? No queda claro. En el Plan Nacional Sobre Drogas responden que la Agencia del Medicamento es el organismo que debe aprobar los productos derivados del cannabis que tengan un fin farmacológico. Esta agencia precisa, a su vez, que solo el Sativex (a razón de 440 euros el frasco) está autorizado.
¿Y cuando se trata de fines lúdicos? El artículo 368 del Código Penal castiga el cultivo con entre uno y tres años, pero los jueces suelen aplicar atenuantes y eximentes (por tratarse de consumidores habituales) que suponen una despenalización de facto, según fuentes policiales y judiciales.
No hay regulación. "Las leyes no especifican nada. Estamos construyendo nuestro propio camino", explica Martín Barriuso, presidente de la Federación de Asociaciones Cannábicas (FAC), que agrupa a 22 de estos clubes. Basándose en la experiencia, la FAC propone algunos consejos: no puede haber propaganda, no hay lucro y es un circuito de consumo privado y cerrado. Aún así, persiste el riesgo de que la policía detenga a uno de los socios durante el transporte de la marihuana de la plantación al local. No hay norma que especifique los límites o cómo pueden compatibilizarse esta actividad con la ley Corcuera, que prohíbe la tenencia de drogas en la vía pública.
Barriuso se muestra especialmente interesado por regular la situación. Además de presidir la FAC, es presidente de Pannagh, un club de Bilbao, y es quien asume la responsabilidad del transporte. Curtido en sus apariciones en ETB y otras televisiones, habla con soltura del proyecto asociativo, en el que milita desde hace más de 13 años. Entonces, Barriuso acudió por primera vez a presentar la propuesta de la FAC en la cámara vasca. Ahora cree que ya pueden probar que funciona: "Nos hemos convertido en una realidad social. Hemos hecho un proceso de reflexión y vemos que es necesario llevarlo a las instituciones."
El Ministerio del Interior no ha establecido un protocolo de actuación para la policía respecto a estos clubes. Tampoco lo han hecho las Comunidades Autónomas, aunque varias asociaciones aseguran que han tenido conversaciones privadas con las autoridades de su comunidad.
Es en el País Vasco donde las conversaciones van más adelantadas: el pasado noviembre, Martín Barriuso e Iker del Val (presidente y vicepresidente de la FAC) comparecieron ante la comisión de Interior de la cámara autonómica. La respuesta de los grupos parlamentarios vascos fue desigual. La réplica más dura fue la de la portavoz socialista, Teresa Laespada, que, pese a ser amiga de Barriuso, criticó duramente el proyecto, argumentando que la autorización expresa de estos clubes supondría "dos pasitos o tres menos en beneficio del debate social real de las drogas".
La media de edad de los socios de estos clubes es de 35 años, lo cual quiere decir que hay un porcentaje alto de consumidores que están entre los 40 y los 50. "Los más mayores nos suelen decir: 'Menos mal que estáis. Ya no tengo edad para ir a buscar al camello de la esquina", dice Barriuso. Uno de los socios cita el día en el que el médico le recomendó a su madre la marihuana como sustituto de las pastillas para dormir: "¿La droga de mi hijo?", recuerda que exclamó. Ahora, cada noche, su madre saca del congelador una de las magdalenas de cannabis que le preparan para tomar con un vaso de leche antes de irse a dormir.
Las mismas asociaciones temen que surjan clubes que actúen como "tapadera" para montar un negocio. El modelo que propone la FAC no es el único. Hace año y medio que colgaron en su web la guía Cómo crear un Club Social de Cannabis y se han producido unas 1.000 descargas del documento. La falta de un registro para este tipo de asociaciones impide conocer su número total.
Algunos clubes tienen bar o restaurante, un modelo que recuerda a los coffee shops holandeses. "Es necesario que las cuentas estén claras para poder demostrar que las cantidades producidas se corresponden con lo consumido por los socios", dice Del Val, presidente de Ganjazz (San Sebastián). Para demostrar que no hay tráfico de drogas, los socios registran en el cuaderno de bitácora de su club las cantidades que prevén consumir, cálculos que determinarán el tamaño de la cosecha. Con el tiempo se plantean que una autoridad se encargue de "auditar" las producciones. Dato curioso: algunas de las asociaciones tributan IVA (gravado al 18%) por las cuotas que sufragan los cultivos. El volumen del impuesto supuso el año pasado 18.938 euros en el caso de Greenfarm (San Sebastián).
Reunidos en la sala lúdica, varios miembros de La Maca celebran la asamblea del miércoles. "Toma, te paso algunas muestras para que las cates", dice Nora mientras señala unas bolsitas de maría con una etiqueta: Spannabis 2011. Son ejemplares de las plantas que se presentarán en un concurso de cultivos durante la feria que se celebra este fin de semana en Barcelona. Los miembros de las asociaciones forman el jurado que decidirá los mejores cultivos. La Fundación de Ayuda contra la Drogadicción no ve con buenos ojos estas iniciativas: "Que se oiga la voz de los consumidores nos parece legítimo. Nuestra preocupación está en distinguir dónde acaba la reivindicación y comienza una cierta promoción de la sustancia", aclara Eusebio Megías, director técnico.
La Maca no tiene reparos en enseñar sus oficinas a los periodistas, pero visitar una de las plantaciones no es fácil. Temen los robos y la tentación del sensacionalismo. "La prensa siempre se queda con la foto de la hoja de maría", insiste Afuera. "La sensación de indefensión ante los ladrones es aún más grande que ante la policía", dice sin olvidar las horas que pasó en la comisaría hace unas semanas. La historia está cargada de ironía: al ir a denunciar el hurto en una plantación, los Mossos d'Escuadra le explicaron que, para admitirla, antes deberían denunciarle por delito contra la salud pública.
Uno de los cultivos ocupa un invernadero de casi 200 metros cuadrados arrendado a una empresa agrícola. Hileras de plantas de seis variedades distintas de marihuana crecen sujetas a cables para evitar que se tuerzan. El conjunto está rodeado de cámaras y sensores de movimiento conectados a una empresa de seguridad. Por control informático se regulan las constantes de temperatura, luz y humedad para acelerar el crecimiento de las plantas, de manera que pueden cosechar hasta cuatro veces en un año.
Es la plantación "más profesional" de la asociación, explica Raúl, uno de los productores. Tiene 32 años, la memoria lenta y el habla pausada. Su oficio transcurre entre cruces de plantas y la preparación y supervisión de cultivos. Raúl no niega que podría ganar "mucho, mucho más" en el mercado negro. "Trabajar en el cannabis y hacerlo de forma legal es un lujo. Yo no cambio por nada el poder explicarle a mi hija en qué trabajo".

Reportaje de elpais.es
Más de 18.000 personas han visitado el salón Spannabis, dedicado al cáñamo y a las tecnologías alternativas, que se ha celebrado este fin de semana en la Feria de Cornellà de Llobregat (Barcelona).
   El certamen ha reunido a 180 expositores vinculados al cultivo del cáñamo, la parafernalia, los bancos de semillas y el uso industrial de esta fibra obtenida de la planta denominada 'cannabis'.
   Según informa la organización, el certamen ha tenido una "muy buena aceptación tanto a nivel profesional como de visitantes", en especial el programa de conferencias sobre los usos terapéuticos del cannabis y sobre la legislación en relación al cultivo de esta planta.
   "Lo que más nos complace es comprobar que una de nuestros principales metas, la normalización, cada vez se acerca más", ha señalado Raúl del Pino, portavoz del certamen.
   Durante el salón se han presentado algunas de las novedades que se introducirán a lo largo del año en este sector, que mueve un volumen de negocios de 50 millones de euros anuales en España, donde funcionan un millar de tiendas especializadas.
Fuente europapress.es/cat

Dos acusados de traficar junto a un instituto solo admiten que eran consumidores

Dos jóvenes, acusados de tráfico de drogas ante el instituto de Zalaeta en enero del 2008, rechazaron que los 8 gramos de cocaína y los 10 de cannabis que les incautaron debajo de un coche, dentro del que viajaban y en sus ropas fueran para trapichear y ambos, en su descargo, aseguraron que eran consumidores. Justificaron su presencia, cerca de la hora del recreo, ante el instituto porque habían estudiado allí, tenían amigos y porque «íbamos a ver las chavalas», declaró uno de ellos. Los agentes que participaron en el operativo, en cambio, apuntaron que no les vieron realizar ninguna transacción, pero sí cómo tiraban dos bolsas al suelo, con droga, en cuanto vieron que se acercaban.
Aunque la fiscal entiende que la cantidad que portaba excedía el autoconsumo y pide para ellos una pena de cuatro años de cárcel, los abogados de ambos reclamaron su absolución y estiman que como mucho se les podría acusar de posesión, pero no de tráfico.

Fuente lavozdegalicia.es